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b) Necesitaríamos ayuda al principio; pero el trabajo pastoral estaba garantizado. c) Se estudiaría chino en cualquier escuela de la ciudad. d) La permanencia en Macau no era ningún problema con la acepta– ción del obispo. A una carta de agradecimiento por nuestra parte, Mons. Domingos Lam respondió el día 11 de abril: "Obrigado pela sua carta e dos votos de felicita~óes. Tcremos muito gosto cm ter a veneravel Ordem dos Capuchinhos a trabalhar aqui cm Macau. No entanto, agradeciamos que a Ordem dos Capuchinhos, antes da sua viuda para ca, nos apresentc o seu programa de apostolado que pretende realizar em Macau, a fim de coordenar a programa~ao das actividades pastorais da Diocesc. Aprovcito o ensejo para apresentar a V. Reveía. os melhorcs cumpri– mcntos. Domingos Lam, Bisbo de Macau". Abandono de Macau A pesar de la buena acogida del Sr. Obispo de Macau y de sus cartas de bienvenida, detrás había una lógica diplomacia. En nuestra conversa– ción con él en Macau, su actitud y sus palabras dejaron muy claro que, si nos daba trabajo era por hacernos un favor; puesto que en sus parroquias no necesitaba ministros. Con ello nos anticipaba que debíamos estar dispuestos a ser un poco los monaguillos de todos, y los capellanes eternos de algunas religiosas bastante caprichosas y en seis idiomas. Más en claro quedaba el hecho de que si queríamos quedarnos en su Diócesis, lo que debíamos aprender era el Cantonés y no el Potong Hua de la China Continental. No lo excluía; pero duplicaba el problema. Por otra parte, el superior de Hong Kong, padre Juan Moscardó, presentaba otras alternativas, como conocedor de la zona y ducho en las avatares interiores de nuestras fraternidades. El mes de julio envió una carta al Provincial de Navarra, exponiéndole 20

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