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CAMILO LUOUIN URABAYEN - Salud, hermosa, no temas, porque eres la sin pecado. Ella no tenía miedo, no fue más que el sobresalto. Lirios de la anunciación, al pie de su fe brotados, inclinando la cabeza dijeron sí, y se humillaron. El tiempo se ha detenido a esperar en su regazo. Manes del bifronte Dios que ya no sabe el pasado ni el futuro, y ha perdido la llave que abre los años, van huyendo hacia su noche sobre alados minotauros. La están mirando los mundos, fra Angélico, asombrados, bajo los arcos floridos y un lirio nacido al paso. La están mirando los siglos, bajo su lúnula, alzados los ojos hacia ese día color de azafrán bastardo de toronjas de Sidón y de cidras de Damasco.

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