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61. La eterna filiación se ha abierto en Pascua La eterna filiación se ha abierto en Pascua, la vera identidad del Hijo amado, que es Hijo de los hombres y del Padre y se hace todo Dios cuando es alzado. Ahora te sabemos, sólo ahora, ahora, sí, te vemos y adoramos, ¡oh Cristo santo, Hijo de la Gloria, oh gozo del Espíritu Paráclito! El Padre nos lo muestra como triunfo, lo ofrece al mundo, puesto en su regazo, y oímos en la fe que está diciendo: ¡Tú solo eres mi Hijo, en ti me sacio! De parto está la tierra en un sepulcro y el Dios de vida está de eterno parto: ¡Mi Hijo tú lo eres, solo tú, eternamente tú, resucitado! Misterio que corona nuestra historia y es flor de Dios, secreto entre sus brazos; Jesús resucitado, ¡qué alegría que siendo el Hijo seas nuestro hermano! ¡Oh Padre más allá de todo tiempo, que en este hoy lo dices engendrado, oh Padre del origen y el retorno, con Cristo te alabamos exultando! Amén. 81

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