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51. La muerte ha madurado de ternura. La muerte ha madurado de ternura tu rostro, luz de Dios, semblante humano; el paso por la Cruz ha embellecido tus ojos, tus mejillas y tus labios. Y ahí estás, Jesús, para mirarte, del Padre y del Amor icono exacto; mirarte es comunión y paraíso, perdidos en tu faz, por ti mirados. Tu imagen es presencia y sacramento, el don total de Dios en ti donado; tu frente es el reflejo del Espíritu, tus ojos son el Padre remansado. Con cuerpo de una Virgen tú naciste y en ese cuerpo Dios está entrañado, mas luego de tu muerte eres más cuerpo, de Dios perdón, purísimo regalo. Tus ojos y los nuestro se han fundido, oh Dios a quien miramos y adoramos, oh dulce rostro, pasto del amor, en esa tu mirada, Amado, báñanos. ¡Exhausto manantial manante siempre, oh rostro del secreto revelado, deleite de pupilas, oh Jesús, a ti el amor hermoso en nuestro canto! Amén. 71

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