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Acógenos, oh Cristo clementísimo, igual que al buen ladrón junto a tu pecho, inclínanos tu rostro y pon tus ojos, a la hora de morir, junto a los nuestros. Oh, gracias, gracias, gracias sin medida, de amor enloquecido, de amor muerto, que más no pudo ser, que Dios no pudo amarme más que a muerte de tal precio. ¡A ti suba la gloria en llamarada, a ti el amor, a ti el ardiente beso, a ti, Señor, la paz, la gratitud, a ti, Jesús, mi Dios, oh gozo eterno! Amén. 19. En tomo de la Cruz la Santa Iglesia (Sobre la muerte de Jesús, según San Lucas) 32 En tomo de la Cruz la Santa Iglesia contempla a su Señor iluminado; Jesús ¡qué amable gloria en lo escondido, qué bello es el amor que está triunfando! Venciste al Enemigo en la Agonía y avanzas hacia el Padre serenado; te sigue el Cireneo y las mujeres, te sigue el buen ladrón a tu reinado. El pueblo te contempla silencioso, te mira quieto y siente tu milagro,

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