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y se mira y se remira sobre mi corriente mansa! Nuevas tomas del convento reflejándose en elArga. ldem frailes paseándose a sus orillas. Me conozco vuestra historia de coro, página a página. Hay en mi cauce un archivo de verdes arcillas blandas en que reposan las crónicas entrañables de esta casa. Y es que yo fui reflejando sobre la piel de mis aguas las historias que los frailes tejían sobre la trama de sus vidas, oros unas veces y, otras, lágrimas, porque la vida se forja de muecas y carcajadas; ayunos y disciplinas, un buen tinto y unas magras para que el hermano cuerpo prosiga su caminata. ¡ Estos frailicos que gritan con ira en la Gamazada, y que predican después un Niño dulce en las pajas del pesebre, y una Virgen Madre siempre Inmaculada! ¡Ay, mis frailes capuchinos, cómo os llevo en mis entrañas! Vista de Landabe, navegando el río Arga hacia la Ribera.