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Si fue sueño o verdad, aquellos días estabanencontrados los burgos, y loado porque se hizo la paz, y el trigo y los racimos rieron, y hubo fiesta. Jocundo quedó el Arga, y sus meandros se embriagaron de risas y de vinos. Loado por el Arga, que es pequeño y humilde y, a su vera, los álamos se tocan de capucha desde hace cuatro siglos. De seguro que fuí a refrescar mis pies en sus caudales, y desde entonces llevo su corriente en mis ojos, y me sorbo los luceros que se bajan por la noche a beber en sus aguas. Toma del río Arga al paso por el Puente de San Pedro. Arga: Y o vi unos pies chiquitos fletados en mis aguas. Debieron ser los tuyos: parecían un par de chipichapas, por lo urgentes. San Francisco: Desde entonces, los álamos del Arga, - seas loado, Padre - (iliJ