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Arquitecto: Aerrotazar, en euskera. Arga. ¡Gora! Que no estén aherrojados en sus tradiciones y teologías viejas; que sigan asomados al correr del Arga,panta rey, decía el sabio, todo fluye, pasa, y tengan presente a ese hombre nuevo que les desafía un mucho cada día, con urgencia. ¿ Ves cómo está clareando ya? Por ahí, amigo. Agur. Ya están los frailicos en sus rezos. Hay que seguir edificando para el hombre nuevo espacios verdes de esperanza, ojos limpios, luz, insonorización, amor, paz, salud, trabajo, justicia, familia, vaca– ciones, y muchos trozos de cielo con sol que almecenar para el invierno largo y húmedo. Hay que enseñar al hombre a mirar a la altura, más allá de San Cristóbal, amén de hacerlo aquí abajo, en la cotidianidad desafiante de cada día. Agur. Se oye a los lejos el Te Deum, gregoriano, cantado por los frailes. Suena alegremente la campana de la iglesia de San Pedro. Cohetes lejanos. ElArga comienza a transformarse. Echamanode una guitarray cone/fondode /ajota: "Las golondrinas cantaban", etc. recita él: ¡Ay, mis frailes capuchinos, viejos amigos del alma, cómo no llevaros dentro del latido de mis aguas, si mi cauce es franciscano de tanto lamer las basas de este convento que afinca sus muros en mis entrañas, y nos hacemos los dos uno solo, casa y agua!

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