BCCCAP00000000000000000001198

los hijos e hijas de Dios, sin sometimientos humillantes. Dios actúa, no sólo en la Iglesia sino en el mundo entero, porque elmundo .es de Dios. Ahora bien, el mundo también es "sistema" dominado por un sector que acumula poder, riquezas y vanagloria. En la medida que la Iglesia vive la solidaridad con los pobres y marginados debe denunciar el mundo injusto. El Vaticano II sitúa a la Iglesia en el mundo, no fuera del mismo, de tal modo que "pone de relieve -afirma J.J. Tamayo- la entraña profun– damente humanista del cristianismo" 35 • Hace suyas las aspiraciones de la humanidad, acepta la autonomía de las realidades temporales y dialoga con la cultura moderna. Evidentemente el mundo del Concilio era sobre todo, aunque no exclusivamente, el de la modernidad y la ilustración. La constitución Gaudium et spes favoreció un cambio profundo de relacio– nes entre la Iglesia y el mundo al superar la actitud católica "antimoder– nista". Precisamente después del Concilio han surgido las comisiones Justicia y paz con la preocupación de promover a los católicos en la justicia social y en la liberación. También ha ganado vitalidad la . denominada "doctrina social de la Iglesia", más diversificada que antes,. más dialogante y más involucrada en problemas como la discriminación racial, los derechos humanos y la corrupción a todos los niveles. A partir de Gaudium et spes, la fe aparece junto a la justicia, ha crecido la opción por los pobres y se ha impulsado el movimiento por la paz y la justicia internacionales. IV. Opciones teológico-pastorales 1. Opción comunitaria Al final de la década de los sesenta; justamente después del Concilio, surgió una mística grupal plasmada en el fenómeno comunitario cristia~ no. Su causa se debió, de una parte, a la nueva conciencia de Iglesia como communio en su doble significado: comunidad de creyentes y comunidad 35 J. J. Tamayo, Cristianismo: profecía y utopía, Verbo Divino, Estella 1987, 224. 79

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz