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se propone que la cultura democrática penetre en el interior de la Iglesia se insta a que sea real la participación activa de los fieles, que haya diálogo entre todos los estamentos, que los responsables eclesiásticos escuchen a las bases, que sea posible una opinión pública por parte de los bautizados y que el clero y los fieles intervengan en el nombramiento de los obispos. En la Iglesia hay muchos aspectos que requieren un consenso por vía dialogal, a saber, democrático. Precisamente la Iglesia es de naturaleza dialogal. El Vaticano II fue un concilio donde de puso en evidencia el consenso por el diálogo, el acuerdo y las votaciones. ¿No hay modo que en la Iglesia o en sus comunidades intervenga de un modo más amplio el procedimiento del consenso en muchas cuestiones? La autoridad debe favorecer este procedimiento y debe intervenir cuando se han agotado el diálogo y el acuerdo mutuo, ante un peligro de grave ruptura. S. La elección de los obispos El actual nombramiento de los obispos en la Iglesia católica latina fue decidido por los papas de Avignon en el s. XIV en virtud de la "plenitudo potestatis" del papa. Entonces desapareció el modelo de la Iglesia primitiva, en el que intervenían equilibradamente tres estamentos: el local (miembros del obispado), el regional (los obispos vecinos) y el universal (la curia papal de Roma). Evidentemente, este procedimiento tradicional antiguo se conforma más con la eclesiología de la "comu– nión" y con nuestra sensibilidad cultural actual. No obstante, el nombra– miento de los obispos por el papa se generalizó para toda la Iglesia en el s. XIX. El Código señala que "el Sumo Pontífice nombra libremente a los obispos o confirma a los que han sido legítimamente elegidos" (c. 377), con la intervención excepcional, en casos contados, del Estado o del capítulo catedralicio. K. Schatz ha indicado que la elección actual no es la ideal ya que interviene una única instancia, la romana. Después del Vaticano II parece que debieran intervenir las instancias diocesanas, a saber, el consejo presbiteral y el consejo pastoral, para elaborar una lista, que sería estudiada por la conferencia episcopal, antes de que la Santa 70

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