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11. Desafíos intraeclesiales 1. Una Iglesia de creyentes con convicciones "La Iglesia -afirma M. Kehl- aparece hoy ante la conciencia general como una empresa de servicios religiosos más que como una comunidad de fe" 13 • Estructurada clerical y burocráticamente, responde a las demandas de unos feligreses variopintos. Unos piden sacramentos de transición con exigencias de ritualidad festiva y solemne; otros, cateque– sis educadora de comportamientos éticos cristianos; no faltan los que desean iniciación personalizadora a la fe y espacios vitales y comunita– rios de comunión. El dilema pastoral de la Iglesia se encuentra entre la administración religiosa impersonal y masiva y el cometido grupal y comunitario de los que piden autenticidad evangélica, encarnación en el mundo y plegaria genuina. Con el proceso de "diferenciación funcional" que ha ocurrido en estas últimas décadas en la sociedad, la Iglesia ha dejado de ser institución rectora de la vida del pueblo e incluso protectora de las convulsiones que traía consigo la modernidad, para convertirse en lo que hoy es después del Concilio: una institución pública competente en asuntos de religión y de fe, que acoge a diferentes miembros en variadas asambleas para celebrar sacramentalmente la vida, iluminar cristianamente los grandes interrogantes humanos, interpretar el sentido del mundo y de la historia y denunciar las situaciones sociales injustas. Valoremos, pues, sus cometidos. La Iglesia, para ser fiel a su misión, deberá aceptar generosamente el riesgo de la libertad, dentro y fuera de sí misma. Tendrá que asumir la realidad de una sociedad pluralista, sin las añoranzas de una vieja e inaceptable uniformidad. Intentará contribuir a la cristalización de una democracia integral, con la opción inequívoca por los más débiles e indefensos. Encajará sin dramatismos toda crítica antieclesial, expre- n M. Kehl, La Iglesia. Eclesiología católica, Sígueme, Salamanca 1996, 165. 64

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