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y padecimientos, guerras y catástrofes, hambres y matanzas, ¿tiene la vida algún sentido?. A la pregunta por el sentido de la vida se responde de muy diversas maneras, según las distintas religiones, filosofías y culturas. A menudo aceptamos el sentido de la vida que nos han proporcionado por herencia algunas instituciones como la familia, la religión y la escuela, hoy poco influyentes en no pocos sectores. De hecho hay personas que ya no se preguntan por el sentido de la vida. En consecuencia intentan vivir la vida y gozarla sin ponerla en cuestión. También hay nihilistas o escépticos, para los cuales nada en la vida tiene sentido, ya que no puede ofrecernos nada. Otros manifiestan ante la vida una cierta rebeldía, al caer en la cuenta de que no son libres o al comprobar que se sienten sometidos y dependientes por todas partes.No faltan, por supuesto, los que creen que la vida tiene sentido a partir de las exigencias del Dios trinitario o de las aspiraciones de una realización plena basadas en las promesas de Dios cumplidas en Cristo. Sin embargo, al advertir que la ciencia y la técnica no resuelven todos los problemas, ni tan siquiera los más profundos, se genera en los adultos una clara insatisfacción y en los jóvenes un manifiesto desinterés. No es fácil dar sentido a todo, especialmente a lo intolerable, ni es a veces posible responder a determinadas preguntas que el mal nos plantea a cada rato 3 • Uno de los desafíos mayores de la pastoral actual es, pues, devolver a las personas las razones de vivir. Con frecuencia se ha echado mano de algo tan arcaico como es la respuesta del castigo, bajo el sentimiento de la deuda y la creencia de que el mal es consecuencia del pecado. Dios es el juez supremo y el absolutamente ofendido. A pesar de la secularización de la sociedad, esta actitud todavía subsiste. En otros momentos se ha interpretado el sufrimiento, el mal y la muerte como ' Cf. Sens et non-sens de la vie: "Lumiere et Vie" 38 (1989) n. 191; ¿Para qué estamos en la tierra?: "Concilium" 128 (1977); J. García Rojo, La pregunta por el sentido. Problemática filosófica-teológica actual: "Revista de espiritualidad" 48 (1989) 9-110; J. Alfaro, La cuestión del sentido y el sentido de la cuestión: "Gregorianum" 66 (1985) 387-744; M. Benzo, Sobre el sentido de la vida, Madrid 1971; J.L. Ruiz de la Peña, El último sentido, Madrid 1980. 57
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