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cias y en nuestras provincias los problemas que aquí se han suscitados. Así, pues, concluido el tiempo que se dio para esta evaluación, después de un descanso, se pasó a la sala para tener el último acto conjunto del Encuentro. Está presidido por el Ministro general, quien tuvo a su derecha al hermano Aurelio Laita y a su izquierda al hermano Manuel Muñoz. Los secretarios de cada grupo fueron respondiendo a las preguntas tal como las han confeccionado, pudiéndose captar cierta unanimidad en las mismas, no obstante reflejen unas connotaciones propias y características, debidas a los condicionantes y circunstancias en que cada circunscripción se desenvuelve. Un acuerdo añadido final– mente y unánimemente aceptado, fue crear una comisión formada por algunos de los presentes, para de inmediato ponerse a confeccionar un Comunicado que, a la mayor brevedad, llegue a todos los hermanos de las distintas fraternidades y conventos de cada circunscripción provin– cial, dándoles a conocer la razón de nuestra reunión y de nuestras inquietudes. Asimismo, ha parecido conveniente la publicación oficial del Encuentro, insertándose en ella en su integridad todas las ponencias y comunicaciones habidas. Al hermano Mariano lbáñez, secretario de la CIC, se le encargó la responsabilidad de su edición con la crónica que él mismo confeccionará, para lo cual, por su parte, pidió la colaboración de todos para hacerla cuanto antes realidad. Las últimas palabras de esta última reunión plenaria del Encuentro las tuvo el hermano Ministro general. Fueron palabras de elogio y de satisfacción, al ver realizado por primera vez en la Orden, desde que él lleva en su servicio de Ministro general, lo que en su carta programática, publicada en febrero de 1995, pedía y aconsejaba a todas las Conferen– cias de la Orden: reuniones conjuntas entre ellas, especialmente las más vecinas y afines, para el estudio y solución de problemas comunes. Por esto, afirma, él está aquí, a pesar de que su agenda estaba bastante ajustada, para darle su espaldarazo de aprobación. Ciertamente se ha visto obligado a hacer un paréntesis, pero gustosamente los ha hecho con el fin de alentar con su presencia este proceder de las Conferencias del Sur de Europa. Anima, por consiguiente, a seguir adelante y, sobre todo, a recoger con entusiasmo y valentía franciscana el reto o desafío que 22
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