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cambio en el título: "'Los Frailes del Pueblo' y los emigrantes en Europa". La dividió en tres partes: la primera "las emigraciones y la nueva Europa"; la segunda, "la acción pastoral de la Iglesia a favor de los emigra11tes"; y la tercera, "'los {raíles itinerantes por vocación' entre los emigrantes". En la primera hace una somera historia de lo que a lo largo de los siglos ha supuesto para Europa el fenómeno de las emigraciones, que le ha obligado a cambiar su rostro a costa de las mismas. Hoy se está pensando en una nueva Europa, que, como en la antigüedad, se cree será mejor que la precedente. Presenta un interesante y actual cuadro estadís– tico que nos puede ayudar a vislumbrar el rostro de la Europa del mañana, ya que parece que por ahora el crecimiento global de la población europea está destinado a depender más del flujo migratorio, que de los nacimientos, ya que éstos no serán capaces de compensar el número de defunciones. Dentro de las fronteras europeas hay en la actualidad veinte millones de extranjeros. Esto nos dice que nuestro viejo continente hoy avanza hacia grandes unidades multinacionales, pluriculturales en las que deberán, convivir costumbres, lenguas, religiones, sensibilidades e intereses diversos y que la era de los estados nacionales, por cuya , realización se combatieron tantas guerras, toca a su fin. Por todo es.to se impone en que habrá que cuidar y salvar la identidad de los emigrnntes, para que no se repitan experiencias pasadas que consideraban desplazada a la persona fuera de su ambiente cultural, ol;>ligándole, por ello, a perder sus propias raíces. La acción que se debe emprender frente a los emigrantes, no debe orientarse a una aculturación en nuestra sociedad, para hacer de ellos, por ejemplo, europeos de piel negra. Hay que comportarse frente aellos de talmodo, que ellosmismos sepan inculturizarse en nuestro ámbito, que "generen cultura", que"inventen un futuro", q\Je sea fruto de una realidad multiétntca; multirracial e, inevitablemente, multirreligiosa. En su segundo apartado 110s habló de la acción pastoral de la Iglesia en favor de estos emigrantes. Parte. de que la acogida al forastero ha sido, una tradición cristiana que nunca se ha perdido, y que también recogió Francisco en su primera regla. Por esto hoy la Iglesia, como hizo en el 17

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