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experiencia de una fraternidad". Nació formalmente en 1993 al pedirla la fraternidad provincial, instituyéndola el Definitorio provincial me– diante su creación en una fraternidad local. Su apertura tiene lugar en noviembre de 1993 en Scandiano, cuya fraternidad asume el proyecto provincial de la pastoral juvenil y vocacional, erigiéndose en fraternidad vocacional y formativa. Imprime fuerza y eficacia al empeño de cada uno de sus miembros, colaborando unos directamente, otros mediante el servicio que prestan y los otros, aunque ordinariamente nada aporta de forma directa, no obstaculizando, sin embargo, a los que están implica– dos en esa pastoral. Se intentó buscar y encontrar caminos eficaces que pusieran al servicio de los jóvenes el conocimiento de nuestra vocación. Se afrontó el reto que la difundida "mentalidad antivocacional" presenta, contraponíéndole al mito de "ser líderes" mediante las propias capacida– des, el de "ser uno mismo" en respuesta al don de una vocación; se pretende, considerando al joven, presente en la comunidad eclesial, más que como mano de obra, ciertamente en muchos casos necesaria, como persona a la que se debe ayudar para discernir y encontrar su vocación específica; se intenta que en el ámbito provincial, donde, sin duda, no faltan indiferencia y desconfianza con respecto a esta pastoral, sean los jóvenes bien acogidos. Se está en los comienzos de favorecer las actuaciones y colaboraciones fraternas, en base al proyecto comunitario, que fija el estilo y ritmo de la vida fraterna local. Y también al proyecto provincial de pastoral juvenil y vocacional, que fija los objetivos a conseguirse de forma sistemática, activando múltiples colaboraciones y utilizando medios apropiados. Así, a nivel de la propia vocación, se ha llegado a un reconocimiento al Señor por el don de nuestra vocación, del cual debemos partir y nos responsabiliza a centrar en la vida de oración el signo de la fraternidad. Con puertas abiertas a los jóvenes, a quienes se les debe acoger con una hospitalidad "vital", se les favorece en el entendimiento de nuestra vida caracterizada por el seguimiento de Cristo en fraternidad. Además, mediante una estrecha colaboración con la OFS y la GiFra, se madura el valor y actualidad de nuestra forma de vida y vocación, reforzando la convicción de una propuesta en nuestro hoy, de forma significativa, mediante las varias modalidades en las que se manifiesta la vocaciónfranciscana. 15
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