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Nuestra evangelización pretende ser por humanización, por creación de espacios que humanicen por haber sido humanizados. Sin que esto excluya la proclamación del mensaje de modo más explícito como confesión de nuestra percepción profunda de Dios que actúa en la realidad llevándola a Reino de Dios. Espacios que son responsabilidad de todos. Entre nosotros cada uno pone lo que es y tiene. Unos hemos llegado desde opciones, otros desde situaciones de fuerte necesidad, pero unos y otros en la profunda igualdad que nos da el sentirnos personas, aportamos lo que somos y tenemos. Debajo de los condicionamientos sociales y familiares, debajo del camino que cada uno ha abierto en la vida para salir a flote, sea éste más o menos destructivo (droga, alcohol, enfermedad psíquica, delin– cuencia, imagen, evasión, despersonalización...), está la persona. Cuan– do somos capaces de despojarnos de todo esto, viene el encuentro. Experiencia de vida Bizitegi es esta visión desde la orilla de los que padecen y, ahí, una palabra de esperanza: es posible la vida donde parecía que estaba negada. La vida es nuestra, la construimos entre todos. Cualquier situación, si nosotros queremos, podemos hacerla posibilidad de vida. Hemos descubierto que la debilidad, la enfermedad, la frustración, las experiencias límite, todo aquello que quizá hemos vivido como negativo, es posible hacerlo positivo, fuente de sabiduría, de solidaridad, de justicia. Cambio social Desde nuestra manera de entender la exclusión, con nuestra interven– ción y mediante el diálogo con las instituciones, Bizitegi colabora al cambio social. Dejando atrás visiones encasilladoras y estáticas de la pobreza, comprendemos el fenómeno de la exclusión en el continuo exclusión-inclusión que es dinámico y posibilitador de procesos de cambio. 110