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1. Conocemos personas que están en camino, dispuestos a crecer, aprender de nuestros errores, para vivir con mayor fidelidad nuestra vocación cristiana y el carisma de nuestra Orden. 2. Vemos que somos aceptados, a pesar de nuestros defectos. 3. A pesar de toda la diversidad de origen y de carácter, podemos hablar los unos con los otros y vivir juntos en paz. 4. Tenemos experiencia de la fraternidad, como lugar en el que cada uno, libremente, puede expresar la propia personalidad; y donde, también, puede decir abiertamente lo que piensa, lo que cree, lo que espera. 5. Tenemos experiencia de la fraternidad como una comunidad en la que los problemas fundamentales de la vida son afrontados desde el punto de vista profundo de la fe. 6. Experimentamos, sobre todo, lo importante que es la oración en común; buscar juntos la voluntad de Dios; examinar juntos la propia vida a la luz del Evangelio. Estas y otras experiencias positivas similares tienen un efecto positivo en el el. Hacen posible un el sin ansiedad y sin choques. Como los hermanos por sus experiencias cotidianas en la fraterni– dad están ya adiestrados en la vida fraterna, pueden también participar activamente en los diversos modos de desarrollo del el, con toda la apertura, espontaneidad y creatividad deseables. Esto es lo que nos importa: crear y mantener en la fraternidad: un clima positivo y fraterno. 6. La necesidad de una buena preparación externa 1. La fecha del el debe ser conocida a tiempo por los hermanos. Es aconsejable establecer, ya al inicio del año, los días previstos para el el; si es posible, siempre el mismo día de la semana. 2. A su tiempo, hay que consultar a todos los hermanos sobre los puntos que se van a tratar y sobre los temas espirituales deseados (conferencia, mesa redonda). 50
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