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enemigos", es imposible que resulte un buen el. Por lo mismo, nuestras Constituciones en el n. 142,5 afirman: "Los superiores no sólo han de informar, sino también consultar a los hermanos, por medios aptos, sobre todos los asuntos que se han de tratar en el Capítulo". Se puede conseguir una atmósfera positiva, serena: - Obrar de modo que los hermanos participen activamente en la preparación y organización del el. - Comunicando a tiempo las debidas informaciones sobre la fecha y temas del el. - No procediendo con ningún tipo de secreto, sino ofreciendo una lista clara de las cosas que se van a tratar. - Tratando de aclarar posibles malentendidos existentes antes de la celebración del el. La motivación positiva nace de las experiencias hechas en los el precedentes y de las experiencias cotidianas que los hermanos tienen unos con otros. Si los hermanos se saben aceptar en la fraternidad y ven que su trabajo, dentro y fuera del convento, es reconocido; si en la convivencia común reina un buen clima, si se esmera en que haya un auténtico diálogo e intercambio, entonces los hermanos, en general, se reúnen en el el voluntarimente. En efecto, el el debería ser algo evidente por sí mismo en la vida de los hermanos y no simular un mundo especial. No deberíamos tampoco poner demasiadas esperanzas en el el. El el no puede crear un mundo perfecto, una vida capuchina sin tensiones y sin proble– mas. Se debe tomar conciencia de modo sobrio y objetivo de la realidad de todos los días. Los hermanos en su fraternidad concreta experimentan también los límites, debilidades y carencias. No debemos vivir de ilusiones. Por otra parte, no hay tampoco motivos · para ver sólamente el lado oscuro, es decir, que no se logra lo que se pretende. Existen por doquier experiencias positivas que nos pueden animar a reunirnos regularmente en el con los hermanos: 49
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