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espíritu de ser auténticamente hermanos: - El el supone una base de confianza y profundiza más todavía la misma confianza. - Los hermanos comparten el uno con el otro sus necesidades y problemas; por ello, aprenden a conocerse más, se eliminan prejuicios y se superan barreras. 3) Abrir los ojos de cada uno a las exigencias y necesidades de los otros hermanos y de toda la comunidad; así el egoísmo y el individualismo son superados radicalmente. 4) Tomar parte de modo más intenso en la vida y actividad de los otros y de toda la fraternidad. 5) Ejercitarse en el trabajo de grupo (sea con los hermanos de la Orden, sea con los laicos). 6) Practicar un diálogo auténtico y constructivo. 7) Tomar con seriedad la conversión que debe durar toda la vida, el aprendizaje continuo y la "formación permanente". 8) Desarrollar la "pluriformidad en la unidad": aun en las pequeñas fraternidades encontramos una multiplicidad de opinio– nes, de proyectos de vida, de carismas, de prospectivas de futuro; es, por tanto, necesaria la apertura espiritual para todo lo bueno, lo verdadero, lo auténtico, que se manifiesta por medio de los demás hombres. Sólamente, con una auténtica tolerancia, con el respeto a la dignidad humana y a las opiniones de los otros hermanos, se puede encontrar una solución justa, respecto a cada hermano y respecto a la comunidad entera 7 • 7. El Capítulo local como instrumento de corrección en situaciones defectuosas de la fraternidad. En laOrdenfranciscana, como en las antiguas Órdenes monásticas existe una larga tradición del llamado "Capítulo de culpas". Tam– bién la Orden capuchina conoce en sus diversas Constituciones la institución del "Capítulo de culpas". Sin embargo, a lo largo de los 40
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