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tratándose de: - fomentar la oración, - obsevar la pobreza; - Estimular fraternalmente la formación a fin de buscar al mismo tiempo la voluntad de Dios." El bien y el mal de la fraternidad dependen de todos sus miembros. El el da a cada hermano de buena voluntad la posibili– dad de edificarse mutuamente, de modo activo y constructivo, en la vida de la fraternidad. El el es un lugar excelente donde cada hermano puede manifestar el compromiso y la responsabilidad que tiene en común con los otros, si participa activamente, si da sugerencias e iniciativas para la solución de cuestiones que surjan, si en el momento de aconsejar, expresa libre y abiertamente la propia opinión para llegar a una decisión, si participa también activamente en las posibles elecciones, si sabe criticar ("corrección fraterna") cuando existen situaciones erróneas e incluso escanda– losas, si valientemente se pone a disposición de la fraternidad para los compromisos y servicios necesarios. Es compromiso del superior local y del moderador del el animar a los hermanos a este tipo de participación activa para la marcha de la fraternidad, aceptando benévolamente todas las intervenciones, propuestas e iniciativas, haciendo propias y aceptando con gratitud las sugerencias, impulsando a todos los hermanos a una viva participación en el diálogo. Los hermanos no deberían tomar el el como un ejercicio penoso de un deber. El el no es tampoco una estrategia del superior local para imponer su voluntad. Más bien, se trata de ponerse juntos a la escucha de la voz de Dios, de los signos de los tiempos, de la palabra de los hermanos para entender mejor lo que se puede hacer para la promoción de la fraternidad y de cada hermano. La experiencia demuestra que allí donde los hermanos se reúnen con autenticidad para reflexionar y decidir juntos, por una parte, crece la disponibilidad a asumir responsabi– lidades en favor de la fraternidad y, por otra parte, se atenúan siempre más las murmuraciones y las críticas hechas sin amor o a la espalda de los superiores y de los hermanos. 37