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no se refiere simplemente a los superiores, sino que tiene presente a toda la fraternidad. Tampoco renuncia, de alguna forma, a la propia responsabilidad y a las propias inciativas. Al contrario: el amor abre los ojos a las necesidades y exigencias de los otros hermanos y de la fraternidad entera. El amor despierta fuerzas creativas y hace descubrir y recorrer nuevos caminos. Por lo cual el amor se preocupa de que la fraternidad avance en la vida espiritual como un todo, y que en todo sea operativa la santa voluntad de Dios. En el el esta actitud de fondo se pone en evidencia. La "obedien– cia por amor" impulsa a los hermanos a reunirse, a servirse los unos a los otros, y a hacer de modo que cada uno ponga sus dotes y capacidades al servicio de todos. Un el bien preparado y bien llevado da espacio libre a la espontaneidad, creatividad y corres– ponsabilidad de todo hermano. En el el todos los hermanos, junto al superior y a sus consejeros, buscan un camino para la solución de las cuestiones y problemas que surgen en la escucha de la Palabrade Dios y dela opiniones, deseos, ideas y propuestas de los hermanos. 4. El Capítulo local como instrumento de soporte de la dirección de la fraternidad local. La nueva legislación de la Orden, no sólamente pone junto al superior local un vicario como primer consejero, sino que, para las grandes fraternidades, provee también uno o más consejeros, que son elegidos por la misma fraternidad local. Además de esto, las Constituciones renovadas asignan al el una función importante en la marcha de la fraternidad local. En el n. 142,3 se dice expresamente: "compete al Capítulo local, bajo la dirección del guardián, - vigorizar el Espíritu fraterno; - promover la conciencia de todos los hermanos para el bien común; - dialogar sobre todo lo relativo a la vida fraterna, especialmente 36

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