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las "células", sin las que no se puede vivir juntos. Los principios del diálogo, de la responsabilidad y de la positiva participación en la vida de otros miembros de la familia y para la familia misma es de vital importancia. Lo mismo vale para la fraternidad local. En el el deberían propiamente explicarse estos principios. Esto correspon– de plenamente a la naturaleza del hombre, que ha sido creado por Dios como ser social, dialógico, capaz de interacción, comunica– ción y trascendencia de sí mismo en libertad de amor. 3. El Capítulo local como expresión de "obediencia amorosa" Las Constituciones en el número fundamental 142 subrayan expresamente este aspecto del el: "en él se expresa bien la obedien– cia caritativa como característica propia de nuestra fraternidad, mediante la cual los hermanos se sirven mutuamente, se fomenta la creatividad de todos y las cualidades personales concurren al bien común" 5 • Ya el mismo Francisco en el capítulo 6º de la Regla exhorta a los hermanos: "dondequiera que estén y se encuentren los hermanos, se muestren familiares mutuamente. Y cada uno manifieste con confianza al otro sus necesidades, porque si la madre nutre y ama a su hijo carnal, ¿cuánto con mayor diligencia debe amar y cuidar a su hijo espiritual?" Para Francisco más importante que los vínculos y las relaciones entre los superiores y los súbditos es la fidelidad de todos los hermanos al espíritu de Dios y al amor pleno y cuidado de todos con todos. La obediencia en1a frat~Jnidad llega a su pleno desarrollo sólo cuando se realiza por amor. Por lo tanto, cuando un hermano menor obedece, no nace una relación cualquiera de superior y súbdito, sino que se establece una relación operativa de amor. En esto consiste "la obediencia por amor"; por ella trata de complacer a Dios y a los hermanos. La "obediencia por amor" no significa simplemente una ciega sumisión, sino que quiere ser un sacrificio que el hermano menor hace de sí mismo en el Espíritu de Jesús; y 35

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