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l. Experiencias de carácter general Después del Capítulo General de 1968, no ha sido fácil poner en práctica este instrumento en la Orden y el modo para hacerlo efectivo está todavía en proceso. Por lo tanto, es difícil poder dar un juicio de validez general sobre la "aceptación" del el en las diferentes provincias y áreas. De todos modos, se puede recordar algunas experiencias que proceden de las diversas circunscripcio– nes y ámbitos culturales. 1) Después de 25 años de renovación, sólamente en pocas provincias se ha puesto en práctica el el, como institución normal y de modo regular en casi todas sus fraternidades. Muchos superio– res mayores en sus "Relationes intermediae" deben confesar que, a pesar de los esfuerzos de años y años de puesta en práctica, en algunas fraternidades (en general pequeñas) el el no ha tenido éxito, por el contrario, en general, triunfa en las fraternidades de formación y en las fraternidades más grandes. 2) Muchas fraternidades, especialmente las pequeñas, no han tenido jamás un el. El reducido número de hermanos, prejuicios y errores sobre el sentido y la finalidad del el, bloqueos psicológicos, presuntos "excesivos compromisos de trabajo" y motivos semejan– tes impiden que los hermanos se reúnan en el. Algunas fraternida– des, en efecto, inicialmente habían intentado reunir a la comunidad en el, pero han dejado constancia con resignación: "con la presente composición de nuestra fraternidad es imposible tener el el y, por lo tanto, es mejor no hacerlo!' 19

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