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3) Como discípulos de Cristo queremos ser una Orden de her– manos Francisco estaba profundamente convencido de la palabra de Jesús, que para sus discípulos hay un sólo Señor, un sólo Maestro, y un sólo Guía, y que todos sus seguidores son "hermanos" (Mt 23,8). En cualquier lugar, donde están los hermanos deben com– portarse el uno con el otro de este modo nuevo. Por su vocación los hermanos deben ser iguales entre ellos. El hecho de ser hermanos, se debe manifestar no sólo en las relaciones cotidianas, en las conversaciones y en sus intercambios de experiencias sino que, sobre todo, en las dificultades de la vida común, en las enfermeda– des y en las crisis vocacionales y expresión de fraternidad deben ser, sobre todo, los frecuentes encuentros de hermanos. Francisco estaba convencido de que Dios puede hacer partícipes de su Espíritu Santo a todos los hermanos, que Dios manifiesta su voluntad, no sólo por medio de los superiores y de los hermanos cultos, sino también a través de los hermanos simples e ignorantes. Es por ello que, a menudo, los reunía y se dejaba aconsejar de ellos (1Cel 30,39). Era el primero en reconocer las inspiraciones de Dios en las palabras de cada hermano. Tal actitud es condición esencial para la comprensión del el. 4) El poder expresarse y el poder preguntar, la responsabilidad y la corresponsabilidad pertenecen a la esencia del hombre La antropología cristiana dice que el hombre es esencialmente dialógico. Sólamente mediante un constante proceso de expresión y de respuesta y sólo mediante el vivo intercambio con los otros hombres puede crecer y conseguir su madurez personal. Estos elementos son esenciales a toda convivencia humana: pregunta y respuesta, comunicación e interacción, discusión y compromiso, búsqueda común de soluciones. Esto sirve también para toda comunidad religiosa. La responsabilidad, la corresponsabilidad y obediencia digna de un hombre sólo se pueden desarrollar donde se respeta la estructura dialógica. 1 3