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reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Cuarta regla: la espontaneidad es el oxígeno de la revisión de vida. La mejor revisión de vida es la que nace de sí misma, de modo informal. A veces conviene dirigir esa espontaneidad. No hace falta mucha fantasía para hacerlo: cuanto más íntimo es el grupo es más fácil. Sin espontaneidad se paraliza lo mejor de la revisión de vida. Quinta regla: el pesimismo es la carcoma más perjudicial del grupo: hay que combatirlo para que no destruya la revisión de vida. La revisión tiene como meta el construir, no el destruir. El pesimismo del grupo es más incisivo que el del individuo: el pesimismo de un individuo se puede dominar con facilidad, pero el pesimismo del grupo penetra más profundamente y daña todavía mucho más gravemente. Sexta regla: no hagáis la revisión de vida sin preparación. Las cosas improvisadas no son eficaces como las preparadas. También la revisión de vida es fruto de una preparación remota, incluso inadvertida. Séptima regla: una rueda no gira sin un eje; la revisión necesita de un responsable formal o informal que haga de eje del grupo. Muchas veces el diálogo gira en el vacío y evade los problemas esenciales. Muchas veces ciertas intromisiones las puede cortar sólo una autoridad aceptada por el grupo. Con frecuencia, es necesario el responsable para vigilar la caridad del grupo o eliminar pistas peligrosas para la caridad. 14 En los siguientes puntos no se trata de la "corrección fraterna individual, de hermano a hermano, sino más bien de una corrección fraterna en el ámbito del Capítulo local u otra reunión similar. 15 Cfr ll Centro Missionario "P. De Foucauld", Cuneo. 98

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