BCCCAP00000000000000000001196

tual, y, tomando lo amargo por dulce, despréciate a ti mismo, si quieres conocerme, porque s6lo a ese cambio saborearás lo que te digo" 2 • No nos extraña, por lo tanto, que el mismo Francisco, al comienzo de su Testamento, usando la palabra "penitencia" la entienda como un dar vuelta a los sentimientos y opiniones y como huida no tanto física cuanto mental de la vida secular llevada hasta entonces: "El Señor me dio, de esta manera, a mí el hermano Francisco, el comenzar a hacerpenitencia; en efecto, como estaba en pecados, meparecfamuy amargo ver leprosos. Y el Señormismo me condujo en medio de ellos ypractiqué con ellos la misericordia. Y, al separarme de los mismos, aquello que meparecía amargo, se me torn6 en dulzura de alma y cuerpo; y, después de esto, permanecf un poco de tiempo y salí del siglo" 3 • Este "cambiar", elemento clave para entender el concepto evangélico de "penitencia", se expresa así en las Constituciones: "Cambio total de símismos, mediante el cual comienzan apensar, a juzgar y a ordenar su vida con aquella santidad y amor de Dios que se manifestaron en el Hijo" 4 • En esta, que puede ser la más exacta definición de la "peniten– cia-conversi6n", hay que tener presente, como determinante el hecho de que "el radical cambio de sí mismos" sólo puede llegar en la constante referencia a Jesús como modelo de este cambio. Este referirse a Cristo como exclusiva fuente y modelo del propio vivir es la ocupación preferente de Francisco como aquél que "estaba de verdad muy ocupado con Jesús" 5 , siempre atento a "seguir las huellas", como continuamente aparece en sus escri– tos 6 ; y por todo lo que dicen de él sus biógrafos 7 • 2 2C 59; FF 591. 3 Test 1; FF 110. 4 Const 101,1. 5 lC 9,115; FF 522. 6 lR 22,1; FF 56; 2CtaF 11; FF 184; CtaO 7; FF 233. 7 2C 57,90; FF 677; LM 5,2; FF 1367. 94

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz