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persona de Cristo paciente... recuerde lo que San Francisco escribió en laRegla: que no hay madre tan tierna y tan soUcita con su hijo, como debe serlo cada uno de nosotros con su hermano espiritual" 20 ; por otra parte los enfermos "recuerden que, mediante las molestias de la enfermedad y del decaimiento, libremente aceptadas, son invitados, según la propia vocación a una más completa conformidad con Cristo paciente, cuyos dolores procu– ren experimentar un poco en s( mismos con piadoso afecto" 21 , de modo que el escándalo del sufrimiento se transforme en ocasión para ''fortalecer la vidafraterna" 22 • Diversidad entre status y rol. El ser superior o súbdito, el descubrir roles considerados humanamente de honor o, viceversa, considerados no gratificantes, pueden representar motivo o tentación para fomentar el espíritu de "sector" tensiones e incomprensiones; como ejemplo, hay un episodio poco edificante recogido en las Fuentes 2 3. Pero el auténtico espíritu franciscano es muy distinto, como nos revela este pasaje de la Leyenda de Perusa: "De esta manera formaba a los ministros y a los predicadores para que obraran bien. Les inculcaba que la prelatura y el oficio y la solicitud de predicar jamás les debía llevar a abandonar la santa y devota oración, el irpor limosna y el trabajar con sus manos, como hacen los otros hermanos, por el buen ejemplo y para ganar sus almas y las de los demás. Y añad(a: Los hermanos súbditos se edifican en gran manera al ver que sus ministros y los predicadores se entregan con gusto a la oración y se abajan y se humillan" 24 • Para poner en práctica esta enseñanza las Constituciones afir– man: "A causa de la misma vocación, los hermanos son iguales. Por consiguiente, según la Regla, el Testamento y la primitiva 20 Const 86,4. 21 Const 87,3. 22 Const 87 ,3. 23 Cronache 25; FF 2614. 24 LP103; FF 1625. 87

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