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Acuerdos entre las diversas edades. La diferencia de mentalidad entre jóvenes y ancianos se puede considerar como un obstáculo para la convivencia o, viceversa, como una integración entre el estímulo que da a la comunidad el que es impaciente y provocativo y la experiencia que algunos han logrado con el pasar de los años. Si hay una aceptación del otro como riqueza que Dios pone a tu disposición, no existe ninguna dificultad en que "los jóvenes tengan en la debida estima a los hermanos mayores y aprovechen de buen grado su experiencia" 17 , y que "los de más edad, por su parte, acepten las nuevas y sanas formas de vida y de actividad; comuníquense los unos a los otros los propios bienes" 18 , de modo que "procuremos que la diferencia de edad en nuestrasfraternida– des contribuya a la concordia de los espíritus y a la integración mutua" 19 • Salud y enfermedad. Es semejante el discurso de interacción e intercambio en la comunidad entre los que gozan de buena salud y los que están golpeados por la enfermedad. Por reacción instintiva, el enfermo por su parte de considera como un peso para los otros, se siente culpable por la molestia que provoca en los otros, o se hace fuerte en su enfermedad para exigir de los otros más de lo necesario. Pero el ver, tanto por parte del sano como del enfermo, la enfermedadcomo la presencia en la comunidad de Cristo sufriente, cambia radicalmente estas perspectivas. Los sanos sentirán nacer en ellos aquel instinto de materna protección del que habla San Francisco, reflejado así en nuestras Constituciones: "Todo hermano, reconociendo en el enfermo la 17 Const 85,3. 18 Const 85,4. 19 Const 85,1. 86

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