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comunidad. As( dirige sus acusaciones, primeramente contra sus hermanos, después contra Dios y,finalmente, se autoacusa deses– peradamente 1 • Entonces ¿cuál es la alternativa de este ideal de fraternidad puramente humano? La alternativa es exactamente lo contrario de creerse instintivamente demiurgos y árbitros de nuestro estar juntos, aceptar el principio y vivir en la "persuasión de que sólo Dios nos regala al otro como hermano". Ver en el otro el "don de Dios", aun cuando el otro no responda a nuestras expectativas, convencidos de que no nos hemos reunido para realizar un proyecto nuestro, sino que somos "congregados en el nombre del dulce Jesús" como decían las viejas Constituciones, para hacer nuestro su proyecto. Así lo repiten las actuales Constituciones: "Dados unos a otros como hermanos por el Señor y dotados de dones diferentes, aceptémonos mutuamente de corazón. Por lo tanto, dondequiera que estemos, reunidos en el nombre de Jesús, tengamos un solo corazón y una sola alma... llevando las cargas y los defectos los unos de los otros" 2 • Sin embargo, es necesario recordar que estas palabras difícil– mente podrán bastar para enseñarnos el modo efectivo de ser hermanos en sentido evangélico, si no tenemos constantemente delante un modelo convincente y casi perceptible en quien inspi– ramos; sin eso caeremos inevitablemente en un modo de hacer fraternidad puramente humano. Y este modelo es Cristo que "primogénito entre muchos hermanos, hace del género humano una verdadera fraternidad" 3 • Pero un modelo perfectamente fiel, más experimentado y más animoso, aunque revestido de fragilidad humana como nosotros, es Francisco que "inspirado porDios, suscitó, según el ejemplo de la 1 BoNHOBFFBR, La vita comune, p.47. 2 Const 84,1. 3 Const 83,1. 82

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