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Supongamos que un hermano llega con retraso a la comida y encuentra que los otros hermanos han terminado la comida: no es tanto el ayuno lo que le mortifica e indispone, sino la carencia de consideración y de espera que los otros han demostrado con él. Pero si esta humillación semira como una ocasión de despojarse de sí mismo, el no comer llega a ser algo que se acepta fácilmente. Por lo tanto, las llamadas a la pobreza en el uso de los bienes materiales no tienen sentido, especialmente hoy, si falta el compo– nente interno que es el que robustece los motivos y predispone a realizar la pobreza exterior. El entregar para uso de la fraternidad "todos los bienes, incluso los salarios y las pensiones" no sólo es un acto de privación, sino su aspecto más realizante y alegre de compartir "entre nosotros lo que cada uno recibe" 37 ; y los superiores no deben considerarse, por el mismo motivo, predispuestos a controlar la distribución en partes iguales, sino que "resplandezcan ante los hermanos por el ejemplo en la guarda de la pobreza" 38 • Y así, otras invitaciones como la de no hacer "provisión inmo– derada de bienes, ni siquiera de los necesarios para nuestro sustento", invitación que no puede tener fuerza de persuasión si falta la capacidad interna para eliminar "toda preocupación" y a poner "nuestra confianza en la providencia divina y entreguémo– nos a su bondad infinita" 39 • Así "trabajo" y "limosna", considerados humanamente, no son sino medios prácticos para obtener lo que necesitamos y norma que no se puede derogar para librarnos de la indigencia, mientras que, guiados por el espíritu de la pobreza interior, llegan a ser "testimo– nio de pobreza.fraternidad y alegrfafranciscana" 40 • Más todavía, no se debe mirar "a los amigos, parientes y 37 Const 61,1-2. 38 Const 61,3. 39 Const 63,1-2. 40 Const 63,4. 68

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