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condición de siervo y de tal modo se ha expropiado de su voluntad que va a morir a la cruz por obediencia al Padre 5 • Si hay, por lo tanto, un Cristo-pobreza, hay también un Francis– co-pobreza, recordando el episodio muy "pormenorizado" de la aparición a Francisco de tres señoras pobres que lo saludan de un modo desconocido con un "ven, venga,señorapobreza",llenándo– Io de un indecible gozo 6 • Por este su perfecto identificarse con la pobreza evangélica, Francisco es la "imagen profética" y, sobre este tema, permanece, sobre todo para nosotros, un punto de referencia y de inspiración no contrastado. No es fácil, en efecto, apoyándonos sólo en nuestro criterio, comprender qué es realmente la pobreza de Cristo, que con frecuencia es entendida de modo parcial y que permanece confina– da en una serie de restricciones, referidas al alimento, al vestido, al lecho y a los edificios donde habitar. La pobreza de Cristo no es sólo voluntaria "carencia de cosas ' 17 , porque si es conmovedor que "el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza", ni alimento a disposición, sino aquello que le proporciona un grupo de mujeres que le sigue y le asiste 8 ; es desconcertante que él se haya despojado de toda voluntad propia y de toda autonomía de elección delante del Padre y delante de aquellos que lo representan 9 • Con frecuencia estos dos aspectos, la pobreza en sentido clásico, es decir, como voluntaria limitación en el uso de los bienes y la pobreza como despojo interior o radical expropiación del yo, son tenidas como cosas distintas y llamadas, aun en la literatura franciscana, con nombres distintos: pobreza lo primero y humildad lo segundo 10 • 5 Fil 6,8. 6 2C 60,93; FF 680. 7 Cfr Const (1536) 40. 8 Lc8,l-2. 9 Le 2,51. 10 LP 9; FF 1658. 61

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