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Clave CAPITULO IV Nuestra vida de pobreza. Al comienzo de este cuarto Capítulo sobre "nuestra vida de pobreza", se afirma precisamente que "la Iglesia ... propone a San Francisco como imagen profética de la pobreza evangélica" 1 • Es como decir que él, como profeta de la pobreza , manifiesta, de parte de Dios, algo desconocido y olvidado por nosotros 2 • Efectivamente, él había propuesto a la comunidad cristiana de su tiempo el sentido, en gran parte perdido, de la pobreza evangé– lica que "la mira, y la ve familiar del Hijo de Dios, pero ya repudiada de todo el mundo" 3 • Este modo de expresarse no es ninguna exageración de sus biógrafos. Basta pensar que mientras, generalmente, la pobreza expresada con voto es tenida como virtud operfección espiritual de quien la profesa; para Francisco la pobreza es tan importante, amable y viva que la virtud para él se transforma en persona idealizada y vista como su señora y esposa: "Se determinó a desposarse con ella mediante los lazos de un amor eterno, que por su causa no sólo abandonó al padre y a la madre, sino que también se desprendió de todos los bienes que pudiera poseer" 4 • Esto no es puro énfasis sino un dato teológico ya que se puede decir que Cristo, no sólo ha sido pobre, sino que se ha hecho pobreza en cuanto que ésa es contemplada e identificada con él, hasta el punto que él se ha despojado de su ser de Dios tomando la 1 Const 59,3. 2 Mt 13,35. 3 2C 25,55; FF 641. 4 LM7,l;FF1117. 60

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