BCCCAP00000000000000000001196

Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los ofdos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros. ¡Oh, cuántas veces, estando a la mesa, olvidaba la comida corporal al ofr el nombre de Jesús, al mencio– narlo o al pensar en él! Y como se lee de un santo: Viendo, no veta; oyendo, no ofa. Es más: estando de viaje, cantaba a Jesús o meditaba en El, muchas veces olvidaba que estaba de camino y se ponfa a invitar a todas las criaturas a loar a Jesús" 27 • b) El impacto de esta "escucha" en la vida cotidiana. Las maneras antes indicadas de relación con Dios, en la escucha de las voces con las que él le hablaba, son tales y tantas que no dan margen a la indiferencia, a lo vanal, a lo profano, por lo que cada momento de la vida y todos sus aspectos se convierten en oración. Es precisamente lo que nos viene sugerido a continuación: "no nos evada nuestra oración de la realidad, sino que, a ejemplo de San Francisco que encontró al Señor en el leproso, se encarne siempre más en las situaciones de la vida, en los acontecimientos de la historia, en la religiosidadpopular y en la cultura particular de las regiones. As( la oración y la acción, inspiradas por el mismo y único Espíritu del Señor, lejos de oponerse se completanmutuamente" 28 • Este es el camino que, mantenido con perseverancia, nos lleva, no solamente a ser "orantes", sino, como Francisco, "hombres hechos oración", sin distinción de la ocupación en la que estamos ocupados; Francisco, "en cuanto a él se refiere, cabe decir que ora caminase o descansase, de tal modo estaba entregado a la oración, que parecfa consagrar a la misma no sólo su corazón y su cuerpo, sino hasta toda su actividad y todo su tiempo" 29 • 27 lC 9,115; FF522. 28 Const 46,4-5. 29 LM 10,1; FF 1176. 54

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz