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siglo, sin embargo, estaba siempre pensando en emprender cosas más pe,fectas (...). Se proponía lleva a cabo grandes proezas bajo la jefatura de Cristo, y, a pesar de irse descomponiendo sus miembros y muerto ya su cuerpo, esperaba que con una nueva batalla había de conseguir el triunfo sobre el enemigo(...). Ard(a por esto en deseos vehementes de poder volver a aquellos comienzos de humildad, y, gozoso en la esperanza por la inmensi– dad de su amor, cavilaba en reducir su cuerpo, ya extenuado, a la antigua servidumbre. Alejaba de s( con la mayor decisión los estorbos de todos los afanes y ahogaba totalmente el estrépito de todas la preocupaéio– nes. Y cuando por la enfermedad se ve(a precisado a mitigar el primitivo rigor, solfa decir: Comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, pues escaso es o poco lo que hasta ahora hemos adelantado. No pensaba haber llegado aún a la meta, y, permane– ciendo firme en el propósito de santa renovación, estaba siempre dispuesto a comenzar nuevamente" 38 • Se puede decir que, inspirados en el comportamiento de Fran– cisco, Celano nos ha dado en la última línea aludida, la perfecta definición de lo que hoy llamamos "formación permanente", es decir, "permaneciendo firme en el propósito de santa renovación, estaba siempre dispuesto a comenzar nuevamente". Es la comprobación de lo que es nuestra auténtica herencia y de lo original que es, en el ámbito franciscano, el espíritu de forma– ción permanente que sólo en nuestros tiempos ha encontrado en la Iglesia el derecho de ciudadanía. Por consiguiente, respecto a esta exigencia de avance continuo, como característica del que quiere seguir a Francisco, las Consti– tuciones son una mina de indicaciones, de sugerencias, de reclamos como invitación "a poner a disposición de toda la fraternidad los recursos de su entendimiento y su voluntad y los dones de natura- 38 lC 6,103; FF 500. 42

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