BCCCAP00000000000000000001196

determinados compromisos, el más importante de los cuales, al menos en dignidad, es el orden sagrado 35 • Todo este camino de iniciación está, generalmente, cargado de cierta tensión y deseo de avance y progreso que, una vez cumplido este período, en un plazo más o menos largo, parece debilitarse, más aún, desaparecer, como la experiencia nos enseña. Para evidenciar esta merma de interés del propio crecimiento y madurez, la Iglesia postconciliar ha reconocido e institucianalizado la llamada "formación permanente", codificada, por diversas nece– sidades, también por nuestras Constituciones, que la definen como "el proceso de renovación personal y comunitaria y de adaptación coherente de las estructuras..." 36 , en un doble aspecto "la conver– sión espiritual, mediante el continuo retorno a las fuentes de la vida cristiana y al primitivo espíritu de la Orden y su acomodación a los tiempos, y la renovación cultural y profesional mediante una adaptación técnica, por as( decirlo, a las condiciones de los tiempos" 37 • Es totalmente necesario darse cuenta de que todo esto no es debido, en cuanto nos afecta como capuchinos, a un simple uniformarse de nuestras Constituciones a las disposiciones de la Iglesia, sino que, para nosotros, la "formación permanente" es "retorno al espíritu primitivo de laOrden", teniendo presente cómo Francisco ha advertido y sabido expresar la exigencia de una maduración interior sin descanso y ha sentido la pasión de la continua renovación del alma consagrada. A este respecto, Celano tiene un texto que nos puede maravillar por su actualidad e intensidad expresiva: "Y aunque el glorioso Padre estuviese ya consumado en gracia ante Dios y resplandeciese en santas obras entre los hombres del . 35 Const 37-40. 36 Const 41,1. 37 Const 41,2. 41

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz