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Y en adelante tendrá siempre tal respeto de la iniciativa de Dios en la vocación religiosa, que jamás soñará ser él el seguidor y el artífice 11 • Más aún, ve en su llamada un don tan inmerecido y gratuito, que no atribuye nada a sus propios méritos o a su disponibilidad sino, al hecho de ser menos que los otros y peor que otros muchos 12 • Es el mismo sentimiento expresado porMaría en el "Magníficat", al reconocerse pequeña y no ser tenida en consideración, portadora de "cosas grandes", obradas por "aquel que es poderoso y su nombre es santo", exultando y alabando a Dios por esto y diciendo que todas las generaciones futuras le darán gracias. Y es justamente en esta actitud de la Virgen que descubrimos el nexo inseparable entre el sentido del "don" y la "alegría" que comporta necesariamente en el que lo recibe. Alegría de encontrar siempre, en todas las circunstancias y en todos los momentos, estar y sentirse al servicio de Dios. Una vocación sin esta cotidiana alegría, un corazón no perma– nentemente lleno de reconocimiento por el privilegio de la llamada es la negación de lo que el franciscano-capuchino debe ser. Nada de cambiar la vocación por una propia elección que quizás después se revela como infeliz, porque esto llevaría a "caer en la apostas(a del corazón, que tiene lugar cuando alguno,por tibieza, bajo apariencia religiosa lleva un corazónmundano y se aparta del espíritu y del amor de su propia vocación ..." 1 3. Las Constituciones tienen el mérito de recordarnos a continua– ción cómo la alegría del camino al que Dios nos ha llamado debe manifestarse y acompañar todos los momentos de nuestra vida: - El seguimiento: "Francisco enseñó a los suyos a seguir con 11 Cfr Test 16; FF 116; lC 10,24; FF 361; Flor 37; FF 1871. 12 Flor 9; FF 1838. 13 Const 44,3. 37

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