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CAPITULOII Vocación y admisión a nuestra vida y formación de los hermanos Clave Aparentemente este Capítulo parece ocuparse o querer progra– mar los tres momentos principales de la vida religiosa: llamada (art. 1), admisión (art. 2),formación (art. 3-7), que comprende todo el arco de la existencia tal como hoy se entiende la formación. Se puede todavía decir más, que el tema es único, el de la llamada a la vida religiosa, que supone un camino que implica a todo el resto. Se parte de la constatación de que, radicalmente, nuestra voca– ción no es diversa a la de otros bautizados, en cuanto que "Dios en su bondad llama a la perfección de la caridad, a través de los diferentes estados de vida; a todos los miembros de la Iglesia" 1 , es decir, a la santidadde vida, pero, después, se afirma que nosotros somos llamados con un título especial y con un empeño oficial y de preeminencia que los otros bautizados no tienen, en cuanto que, "al responder a nuestra vocación franciscano-capuchina, nos convertimos, ante la sociedad, en testimonio vivo de la vida tanto presente como eterna de Cristo, seguimos al mismo Cristo pobre y humilde y proclamamos, por doquier, su mensaje a los hombres, sobre todo a los pobres" 2 • Más aún, como en la Iglesia no existen sólo los franciscano– capuchinos, hay que preguntarse si nuestra vocación tiene algo propio nuestro y en qué consiste. 1 Const 14,1. 2 Const 14,4. 34

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