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2. Constituciones de Santa Eufemia ( 1536). Aunque al inicio retomen el concepto bonaventuriano (Constituciones de Narbona) de la propiedad que se defiende mediante "muros" y "torres inexpugnables", el estilo no es como el de una secuencia de observaciones y de imposiciones, sobre toda una serie de cosas que hay que observar, sino que siempre se reclama y se hace hincapié en el comportamiento requerido a los hermanos, con razonamien– tos de exquisita inspiración evangélica y franciscana y esto, como ya sabemos, será en adelante el elemento característico, lo "espe– cífico" de nuestras Constituciones. En esta reedici6n se insertan algunos documentos pontificios, decisiones de los Capítulos generales, cambiando bastantes ele– mentos respecto a la edición precedente y con una tendencia a mitigar el excesivo rigor. En este momento los hermanos son ya 500. El texto que parecía perdido aparece en 1927 y se publica al año siguiente. 3. Constituciones de 1552. En esta fecha los capuchinos son ya 2.500 y el objetivo de esta revisión parece ser, principalmente, las necesidades de renunciar a ciertas restricciones y obligaciones más fáciles cuando el número de hermanos era todavía reducido, pero que ahora son demasiado exigentes y son obstáculo para un grupo de miles de personas. Así se eliminan: * la afirmación de una completa dependencia de los obispos; * el acto anual de expropiación de los conventos hecha a los patronos; * la obligación, en tiempo de carestía, de pedir limosnaparalos pobres; * la obligación de asistir a los apestados. Lo específico de estas Constituciones es el estilo un poco ampuloso, la claridad de la tipografía, la absoluta carencia de de 16

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