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En cuanto al segundo caso, para no hacer de la castidad una elección de virtud estoica y buscada: por nosotros demostrando nuestra superioridad moral, somos invitados a procurar "corres– ponder generosamente a ese don, sin presumir de las propias fuerzas, antes bien confiando en la ayuda de Dios" 24 • Si es sentida y apreciada como don, la castidad nos llevará a una estrecha relación de intimidad con el que es el dador, con el que otorga la perfección y el que es la meta de todo. "La castidad consagrada a Dios, don concedido a los hombres, se alimenta, consolida y desarrolla con laparticipación en la vida sacramental, especialmente en el banquete eucar(stico y en el sacramento de la reconciliación, y perseverando en la oración constante y en la (ntima unión con Cristo y su Madre Virgen" 25 • En el ámbito de la vida comunitaria, la castidad inspirará y guiará hacia un amor que supera una amistad puramente humana: "El compromiso fraterno exige una renuncia continua al amor propio y pide entrega, lo que favorece auténticas y profundas amistades que contribuyen mucho a la pe,fección de la vida afectiva" 26 • La misma relación con las personas del otro sexo no será vista de modo pesimista, a la antigua usanza, sino como "el ejemplo del noble afecto del hermano Francisco a la hermana Clara, nuestro comportamiento con las mujeres se distinga por la cortesía, el respeto y el sentido de justicia" 27 • Toda otra relación y vínculo será ennoblecido con un modo de ver y tratar a los otros inédito y desconocido a la psicología común y que se describe así: "En virtud de nuestra consagración y por el respeto debido a la vocación de aquéllos con quienes nos relacio– namos, evitemos ligarlos nosotros, más bien seamos nosotros quienes nos entreguemos a ellos" 28 • 24 Const 170,3. 2 s Const 170,2. 26 Const 171,3. 27 Const 172,2. 28 Const 172,3. 131

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