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modo concreto de amar, como "gracia" y "vocación" a un amor indiviso con Dios y de dedicación a los hermanos. Pero en este ámbito, como en todos, hay unmodo específicamente franciscano de sentir la castidad y es casi una iluminación comple– mentaria sobre los motivos y el modo de abrazarla y vivirla, casi una nueva vocación, en la llamada a ser castos. Basta pensar que es completamente ajena a la mente de Francis– co la consideración de la castidad como "represión", tanto hecha por amor de Dios, como de una renuncia a todo un cúmulo de sentimientos y tendencias a las que el hombre tiende naturalmente; sino que, es exactamente lo contrario puesto que es, propiamente por la riqueza de sus sentimientos, que la castidad encuentra en su exigencia y fuerza, como nuestras Constituciones lo mencionan al recordarnos: "Una de las características relevantes de San Fran– cisco es su riqueza de afectos y su capacidad de expresarlos. Francisco, enamorado de Dios y de todos los hombres, incluso de todas las criaturas, es el hermano y el amigo de todos" 12 • Observamos que la precedente traducción (1983) es más cerca– na al texto original latino y ciertamente menos genérica y más incisiva al llamar a Francisco "hermano y amigo universal". Imaginemos a Francisco, por un momento, estático y llevado de un indecible interés por las criaturas, aun las más insignificantes, como por ejemplo las cartas del alfabeto 13 , su solidaridad e increíble capacidad de acogida al hermano pecador 1 4, su acopio interior de alegría que se manifestaba y explotaba en los momentos en que era juzgado como el más vil e injusto de la existencia humana 15 • Podemos preguntarnos: ¿Puede una persona así limitar su amor 12 Const 169,1-2. 13 lC 29,82; FF 463. 14 CtaM 1-13; FF 234-237. 15 VerAl; FF 278. 128

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