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Y éste es el panorama del servicio que se pide al superior, servicio que no conoce descanso, servicio complejo, delicado, siempre en búsqueda de un equilibrio jamás conseguido; todo ello requiere una continua renuncia a sí mismo y una completa dedica– ción a los otros; por eso, la primera obediencia, en nuestro vivir, es la que se pide a quien es propuesto a los otros hermanos como superior. b) La, obediencia caritativa de los hermanos. Humanamente, el estado de dependencia y de sujeción a los otros se ve como un handicap y un condicionamiento que impide el desarrollar al máximo el propio ser y bloquea, por lo tanto, la propia realización. Pero el hecho de que nuestra obediencia no es "impositiva" sino que es descrita como "caritativa" -siempre que sea aceptada así– cambia completamente la perspectiva aludida antes y autoriza a nuestras Constituciones a afirmar que, precisamente en virtud de la obediencia religiosa, conseguimos nuestra realización: "Tengan por cierto que la oblación de la propia voluntad, hecha volun– tariamente a Dios, contribuye muchísimo a la pe,fección personal y viene a ser, para los demás hombres, testimonio del Reino de Dios" 42 • Esta obediencia es ventajosa para todos: "Viviendo en obedien– cia, descubren más seguramente, junto con la fraternidad, la voluntad de Dios y consolidan la misma unión fraterna" 43 , por consiguiente, se debe realizar casi una competición para practicar– la por parte de todos: "Todos nosotros, ministros y demás minis– tros, procediendo con verdad y sinceridad de corazón, tengamos una gran familiaridad mutua y, con caridad de espíritu, sirvámo– nos y obedezcámonos de buen grado unos a otros" 44 • 42 Const 164,4. 43 Const 164,2. 44 Const 167,1. 122

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