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hecho de que ellos hubieran tenido la presunción de añadir algo a la Regla del santo padre, tomó consigo aquellas Constituciones y, sin la autorización de los Vicarios, cruzó el mar. Llegado a la presencia del bienaventurado Francisco, lo primero que hizo fue confesar ante él su culpa, pidiendo perdón de haber venido sin permiso, pero inducido por esta necesidad: que los Vicarios que había dejado habían tenido lapresunción de añadir nuevas normas a suRegla; además le informó que la Orden, en toda Italia, era una ebullición, sea por causa de los Vicarios, sea por causa de otros hermanos que reclamaban otras novedades" 10 • 2. Lo específico de las Constituciones capuchinas. Según lo dicho, la postura de Francisco es de difícil equilibrio de la vida religiosa, inspirada fundamentalmente por el amor apasionado de Dios pero que, cuando es necesario, sabe elaborar algunas normas necesarias para la buena marcha de la convivencia comunitaria, sin caer jamás en la falsa convicción de que son las leyes las que hacen al hombre religioso y devoto y le transforman en siervo fiel de Dios. Volviendo a las Constituciones capuchinas, en su conjunto, tanto las primitivas como las actuales, hay que preguntarse, por consiguiente, si su contenido es el modo propio de interpretar y proponer la vida religiosa. Puesto que las Constituciones, como la Regla, son también siempre un cuerpo legislativo, observamos que hay tres modos de acreditar las leyes, hacerlas atractivas y darles el impulso necesario para hacerlas operativas. Aunque estos tres modos, en alguna medida, pueden estar presentes, siempre hay alguno que emerge y es preponderante sobre los demás. Al primer modo lo llamamos categoricidad y consiste en que la ley se hace fuerte sobre todo por la autoridad de la que emana, 10 GJORDANO DA GIANo, Cronaca, 11-12; FF 2333-34. 10

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