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Clave CAPITULO X Nuestra vida en obediencia Es necesario concretar y darse cuenta de lo que este capítulo nos enseña sobre el significado que hay que dar a la palabra "obedien– cia"; respecto a lo que se pide en nombre de la obediencia. La obediencia practicada y enseñada por Francisco es algo que, humanamente, puede parecer totalmente paradójico y difícilmente comprensible. El mismo Francisco, dándose cuenta del impacto que la obe– diencia inspirada en el Evangelio -la "santa obediencia" como él la llamaba- tiene sobre el modo humano de entenderla, afirma: "la santa obediencia confunde todos los quereres corporales y carna– les" 1 y añade -algo que parece hiperbólico- que son unos homici– das, naturalmente en un sentido moral, los que reducen la obedien– cia a los cánones de la obediencia humana. Y todo esto referido a sus hermanos, de modo que para todos nosotros existe el peligro de hablar de "obediencia" y de entenderla en modo humano; de aquí la necesidad de distinguir bien claramen– te concepciones tan diversas. A la obediencia humana la podríamos denominar "coercitiva", es decir, propia del que se encuentra en condición de inferioridad y de dependencia y que forzosamente debe estar a la orden del que manda y debe hacer lo que él le impone. En cambio la obediencia evangélica es oblativa ( oblatio proprie voluntatis) 2 , llamada también "espontánea" 3 o "caritativa" 4 ; esta 1 SalVir 14; FF 258. 2 Const 164,4. 114
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