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la Iglesia y con la Iglesia. b) El Capítulo como instrumento de vida comunitaria 6 • El Capítulo, en el sentido de reunión de monjes que conviven para una verificación de la coherencia y fidelidad en los compro– misos profesados, es obviamente una institución anterior al ideal franciscano de vida religiosa. Pero Francisco nos ha dejado igualmente impreso su signo. Es verdad, que leyendo el capítulo octavo de la Regla, se tiene la impresión de que no sea sino un instrumento electivo y de control sobre el gobierno de la Orden; sin embargo, en la vida vivida por Francisco lo transforma en un momento de exigencia ineludible por encontarse juntos como hermanos. Piénsese cuando reunió a sus primeros compañeros y los dividió en grupos para mandarlos a evangelizar el mundo, "Mas poco tiempo después, deseando San Francisco ver de nuevo a todos, rogaba al Señor, que reúne a los dispersos de Israel, que se dignara, en su misericordia, reunirlos prontamente. As( sucedió al poco tiempo, conforme a sus deseos; sin que nadie los llamara, se juntaron al mismo tiempo, dando gracias a Dios" 7 • Este estilo se consolida cuando poco después se dice: "¡Qué inmenso amor el que ellos tenían al piadoso grupo! Cuando se hallaban juntos en algún lugar o cuando, como sucede, topaban unos con otros de camino, ali( era de ver el amor espiritual que brotaba entre ellos" 8 • En lamente de Francisco el Capítulo es algo muy distinto de una celebración de vida comunitaria que se repite según ciertos esque– mas habituales y acordados; es un verdadero cenáculo donde el Espíritu Santo puede obrar maravillas insospechadas como dar al 6 Const 109,3; 142. 7 lC 12,30; FF 369. 8 lC 15,38; FF 387. 103

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