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organización de la Orden, comenzando desde el vértice, es decir, del Ministro General, como estructura no programada, actuada y hecha funcional de la inteligencia y perspicacia del hombre, pero también como presencia e intervención del Espíritu Santo de tal modo que se llega a afirmar, evidentemente por experiencia vivida, que "el ministro general de la Religión -que es el Espíritu Santo– se posa igual sobre el pobre y sobre el rico. Hasta quiso incluir estas palabras en la Regla; pero no le fue posible, por estar ya bufada" 3 • Podemos constatar con gratitud y alegría que lo que no fue posible introducir en la Regla, por la razón ya dada, se recuerda hoy en nuestras Constituciones, amonestación e invitación a todos de que laOrden funciona, no por la bondadde las leyes o laracionalidad de las estructuras, sino porque, abiertos a la acción del Espíritu, "los hermanos, según la propia gracia y vocación, deben sentirse obligados afomentar el bien de la Iglesia y de la Fraternidad, afin de incorporarse por entero al misterio de Cristo" 4 • No conviene olvidar otro dato que pone en evidencia con fuerza el espíritu eclesial de Francisco, es decir, cómo él entendió y realizó con simplicidad y con energía la inserción de su Orden en la Iglesia, confesando al comienzo de la Regla: "El hermano Francisco promete obediencia y reverencia al señorpapaHonorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia romana. Y los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Fran– cisco y a sus sucesores" 5 • Así los hermanos se unen a él en la obediencia y Francisco, obedeciendo al Papa, la convierte en el ideal de su unión a la Iglesia y realiza de modo más simple y eficaz su inserción estable al Cuerpo Místico de Cristo. No cabría imaginarse nada más armonioso y práctico de ser en 3 2C 145,193; FF 779. 4 Const 109,2. 5 2R 1,2; FF 76 102

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