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fundamental de vida, que él expresó en pocas palabras y así fue reconocida y aprobada por la autoridad de la Iglesia: "Y después que el Señorme dio hermanos, nadie memostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismome reveló que debía vivir según laforma del santo Evangelio. Y yo lo hice escribir en pocas palabras y sencillamente y el señor papa me lo confirmó" 2 • Por consiguiente, cuando al extenderse más y más la Orden, los hermanos sabios quieran una Regla más articulada, que no desdiga frente a las Reglas del monacato clásico y, con la colaboración involuntaria del Cardenal Hugolino, planteen tal cuestión a Fran– cisco, su respuesta es de una dureza inesperada, cuando dice: "Dios me llamó a caminarpor la vía de la simplicidad. No quiero que me mencionéis regla alguna" 3 • Lo que es ampuloso no es evangélico y, por lo tanto, es instintivamente rechazado por Francisco, sea en la realidad de la oración 4 , sea en los hechos de la Palabra de Dios 5 , sea en cuanto al modo de mirar las leyes 6 • Dicho esto, ¿cómo legitimar, en el ámbito franciscano, la presencia y la legitimidad de otras Normas distintas a la Regla y, en el caso más específico, la existencia de nuestras Constituciones? Quizá ninguno de los escritores franciscanos de los primeros tiempos, como Eccleston, que escribió en torno a 1258, ha centrado mejor este punto y ha ofrecido elementos decisivos para una respuesta a nuestra pregunta: esto ocurre cuando escribe: "Los frailes de aquel tiempo (al comienzo de la Orden), poseyendo las primicias del espíritu, servían al Señor no bajo el impulso de las leyes humanas, sino según la libre inclinación de su religiosidad, contentos sólo de la Regla y de poquísimos estatutos que habían 2 Test 14; FF 116. 3 LP 18; FF 1673. 4 Cfr Mt 6,7; Adm 14,2; FF163. 5 Cfr Le 11,52; Adm 7,1-4; FF 156. 6 Cfr Le 11,46; G10RDANO DA GIANO, Cronaca, 11-15; FF 2333-38 8

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