BCCCAP00000000000000000001195

así mismo; y el amor le llevó a la muerte, a la vergonzosa muerte del despojo absoluto. Por eso Dios le concedió el más alto honor, contarlo en su séquito; llevará por siempre las blancas vestiduras de su martirio. Así pues tengamos el mismo desprendimiento que tuvieron Alejandro e Inés; ya que muchos son los misioneros llamados, pero pocos los que se desnudan. ¡MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO! Ved cómo este moreno, Napoleón Brito, metido en tierra de indígenas, perfecciona cada día su tesis filosófica: la vida es para él un balanceo. Y hace el trabajo justamente sin apearse de la hamaca tendida en el portal de su cabafia. Véanlo. No estén preocupados en cómo vestir o de dónde saldrá el cocido. Napoleón se puso decididamente enmanos de laDivinaProviden– cia. Basta conmarcar un cadencioso balanceo impulsándose con el pie. A veces, se deja oír: - ¿M'hija?, ¡véngase uté pa cá! ¡Bóteme el airesito que me mata eta peste de caló...! La nifia asoma entonces para abanicarle o brindar un fresquito. Napoleón entrecierra los ojos como una iguana al sol y se deja querer. Contralas aparienciasél no esmachista; más aún, cadadía entona el canto bíblico a la mujer fuerte que se ocupa de todas las labores. Por cierto, tampoco con ésta que ahora tiene se casó, pero es evidente por qué: -No menase, ¿ve uté? 86

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz