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LO FEO No hay espacio suficiente en esta crónica para recoger con alguna fidelidad el finne progreso de esa infamia llamada genocidio. La triste historia de la batalla a la que se arrojó a colonos e indfgenas -invasores e invadidos- los pasados días 24-25 de septiembre. Murieron dos colonos y hubo heridos graves por ambas partes. Los indfgenas quemaron los ranchitos de los intrusos, mataron algunos animales domésticos; esto es, dijeron basta. Quien lo desee puede ampliar esta infonnación en elnº 3 del Boletín del Vicariato. - Oiga, cierto que se ve bastante feo este asunto. Dice el buen colono, que no tiene la paz ni la identidad del indio y ha perdido su sentido comunitario. Ydice bien. Entre la mirada de turista que ve al indio como exótico paisaje; la de ciertos estudiosos que querrían aislarlo como patrimonio arqueológico; en fin, la reductiva mirada del desarrollista pensando en su 'integración', ¿encontraremos una nueva, solidaria manera de mirarnos con respeto? "Yo soy representante de aquel pedazo de tierra donde nací. Queremos tierra y no dinero. ¡ Con la tierra no se juega! Por eso hoy, de punta a punta, el indio está divisando su sufrimiento. Es un grito de todo el confín reclamando su derecho. Es el derecho de exigir justicia, de demarcar para nuestros pies lo que es nuestro. Vamos a aprovechar el que tenemos a muchos hermanos en la lucha, mis antepasados. mi sangre". Así han hablado los indios. Aún se puede sentir en la bruma de la atardecida del poblado esa índole indígena ciegamente llamada pereza, sin reparar que acaso sea la felicidad que el indio trae de su pasado. Todavía hoy, como un milagro, la paz; cuando callen en la noche la prisa y el progreso. Mas la desazón de conocer la lógica sentencia de muerte a partir del sistema de despiadado desarrollo dominante. La tristeza de sospechar que aún nosotros en el mismo apretón de manos, en el abrazo y el afecto, tal vez los integramos... 65
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