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- Vos vivís cerca de unas madrecitas, ¿cierto? - ¿Dónde lo vio? El nigromante estaba volcado sobre el charquito rojo y tibio, sin escuchar. - Tenís una enemiga, ella le ojeó. - ¿Quién también será? Pero tampoco encontró respuesta. El brujo la puso corita y le sobó la botella por las carnes para sacarle el maleficio mientras entonaba ensal– mos. Más tarde, todavía a pelo, le hizo prender la esperma y mantenerla cerquita del cuero; .el brujo se metió unos momentos con extrafios gargageos de trago y, de pronto, le sopló encima una rociada. Explotó la vela en una llamarada y hasta los pelitos más abrigados de Mónica se le tostaron su poquitín. Con lo cual la negra estaba por dejar el rito, algo acobardada ya, pero el hechicero remató: - Vaya cargando siempre este frasquito o le volverán los males. Erauna botellita conalgo de arena oscura, una piedrapúrpura, trocitos secos de serpiente y escorpión, insectos; tal vez llevara oµ-os animalitos que ahora, macerados por el tiempo, no se apreciaban. - ¿Ylleva usted Mónica todo el rato eso consigo? - Claro, padrecito. Aquí no más lo marco, en el bolsito o en el sostén. Suelta una risa pícara y se va, exhibiendo género del bueno, Mónica. ¿CONOCEN USTEDES UN RESPALDO? 12. Acaballo: la vida al paso Es un caballo ceniza de remos finos; bonita bestia para los jamelgos que gastan acá. D. Nélido me ha hecho montar aunque la trocha hasta la Precooperativa Sta. Mónica está buena para caminar y no es larga. El va 53

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