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, MONICA Por lo comón las gentes de las compafiías, dado su vivir trashumante, son como los marinos, saben tener un amor en cada puerto. Es el caso de D. Ochoa, contratista de la palma que echando cuentas sacó en claro la conveniencia de retirarse para uso privado una seftorita del chongo antes que andar cada díamercadeando cortejo; de tal forma convirtió a la negra Mónica en su tercerita yle puso casa junto alas religiosas de Shushufindi. Mónica "esunahembra" adecirde los lugareños, esto es, unamujerona creciday abundante; entrelas pupilas de "Mamy" destacaba por su alzada y opulencia pero, además, por las fastuosas curdas que agarraba. Era devota reconocida de los ritos, además de lamúsica ycervecita; según ella porque elmeneo y el sople la libraban de unaespecie de comezón nervioso que invariablemente, daba enataquehistérico. Entonces no habíaotra sino atarla, como en aspa al mismísimo S. Andrés, al jergón de su camastro. Con todo, el arreglo de Ochoa no salió tan redondo como seria de esperar. Aunque no menudearon tanto las tajadas de Mónica, su salud, mire usted por dónde, se vino abajo; llegó a un punto que el cuerpo ni siquiera con retozos y chupes se le alegraba. Su huahuito nacido recién murió misteriosamente y se le aparecía llenándole de espanto las noches. Mónicavolteó en sucrespaseseratodas las razones conocidas paraunmal semejante hasta que surgió la lucidez: era ojeo. Justo entonces advirtió la falta de una fotografía suya y, con eso, la sospecha se hizo lamás evidente de las evidencias, "alguna mala pécora -porque había de ser hembra y no varón- me vive fregando. ¡Ay mamita, seguro que me clavó ya por la fotografía las malas espinas! ¿acasito sea la señora de mi hombre?". Recomendada para el caso, acudió sin hacerse rogar a un acreditado brujo peruano llevando la remuneración acostumbrada: cui, huevo, vela, botella de trago ycartones de tabaco sin filtro. El adivino le restregó el cui por el cuerpo y asimismo el huevo para succionar el mal; después rompió la puestita que resultó dafíada, nauseabunda, y dio machete al animalito. Sobre el manar oscuro de la sangre descubrió algo que dejó estupefacta a la morena. 52

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